15 dic 2010

Versos de Walt Whitman (1819-1892).



"La Sociedad de los Poetas Muertos" (Walt Whitman 1819-1892)
(poema leído por Robin Williams en esta excelente película
que miré varias veces desde su estreno, en 1989).
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz,
sin haber aumentado tus sueños. 
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber. 
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. 
No dejes de creer que las palabras y las poesías,
sí pueden cambiar el mundo. 
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión. 
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia. 
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa. 
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre. 
No caigas en el peor de los errores: el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso. 
No te resignes. Lucha.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta. 
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante. 
Vívela intensamente, sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro 
y encara la tarea con orgullo y sin miedo. 
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida. 
La sociedad de hoy somos nosotros: Los "poetas vivos". 
No permitas que la vida te pase a ti... sin que la vivas.
CARPE DIEM

Ciudadanía y ciudadanía juvenil.

19 nov 2010

Imaginemos (y construyamos con otros y otras) un mundo distinto.



En una línea del tiempo que nos permita mirar retrospectiva y caleidoscópicamente lo pasado, podriamos reconocer diversas utopías. En este momento recuerdo las de Platón, Tomás Moro,  Martin Luther King.
Es posible pensar, y construir junto con otros y otras obviamente, un mundo distinto... Sin violencia y discriminación. Reinvindicando la ternura y la tolerancia a la diversidad. Sin prisas estúpidas. Consumiendo con inteligencia y mesura.  Con responsabilidad social. Con transparencia en la política y los negocios. Cuidando nuestras personas (integralmente), y sus respectivos entornos, y al prójimo como a nosotros mismos. Sin individualismo y vanidad. Despojados de caretas. Focalizados en la esperanza. Es posible.
Inicialmente, deberíamos observar-nos y preguntar-nos: ¿Qué aspectos debo deconstruir todavía en mi propia vida y cuáles debo propiciar para convertirme en un promotor intenso y vivencial de esos escenarios, sin discursos vacíos ni dobleces?
Además, estoy persuadido que los que somos cristianos debemos dar una respuesta -cierta, pronta, precisa- al mandato ético que Dios incluye en los Evangelios.
Es posible, sí. Aunque lo que imaginemos no sea exactamente igual que lo que imaginen los otros (incluido J. Lennon).

Fallo judicial (Jubilación 70%), 2010 -texto completo-.

13 nov 2010

Las campanas... tocan por vos y por mí.



Desde mi adolescencia el tañido -lánguido, melancólico, trascendente- de las campanas de las iglesias me impacta de un modo especial. Recientemente, la parroquia próxima a mi casa (en el centro comercial de la calle Güemes, posiblemente el más top de la ciudad de Mar del Plata-BA, Argentina) hace sonar las suyas con regularidad. Entonces, las escucho asiduamente. Los otros (y las otras)… ¿también las advertirán? ¿O estarán demasiado ensimismados en sus propios pensamientos, situaciones de vida, y relativizarán esos signos?

Inadvertidamente, recordé ciertas lecturas de esa época… En este post quería mencionar que el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway (1899-1961) utilizó un verso de las "Devociones para ocasiones emergentes" del poeta inglés del siglo 17, John Donne -que dice que la humanidad entera está unida y que si le pasa algo a alguien es como si pasara a todos-, como título para su mítica novela (y subsiguiente película) sobre la guerra civil española: "Por quién doblan las campanas". 


"Pensamos que la vida es más vida con poder, 
y el poder es una escalera de deberes, 
donde el deber primero es amar el amor, 
el primer paso en la pirámide de la existencia. 
Creemos que la vida es un beso interminable 
que nos merecemos y, cuando nos damos cuenta, 
se nos ha ido la vida sin haber dado ni las gracias. 
Atrapados en los labios de la nada de un todo, 
el tiempo circunscribe e inscribe nuestros andares. 
Un tiempo que descubre la verdad de lo que somos, 
los recuerdos vividos en el bosque de las esencias, 
esencias que dieron luz al libro de la conciencia. 
Sobre el cielo negro de la muerte, 
soledad nos mira, el silencio reposa el desespero, 
el preludio de un sueño nos espera, 
la eternidad nos aguarda, aunque la tierra nos olvide. 
Por ello, cuando la expiración nos llegue, 
ya dormidos, abrazándonos al Padre, 
nuestro cuerpo labial dejará de hablar 
este lenguaje de tronos endemoniados 
y de lenguas a imperios anclados; 
pero la inmortal alma, ya purificada, 
seguirá hablando al mundo 
por los poros de la poesía y por los ojos del cielo. 
Nadie es una isla completo en sí mismo; 
cada hombre es un pedazo del continente, 
una parte de la tierra; 
si el mar se lleva una porción de tierra, 
toda Europa queda disminuida 
como si fuera un promontorio, 
o la casa de uno de sus amigos, o la tuya propia; 
la muerte de cualquier hombre me disminuye, 
porque estoy ligado a la humanidad; 
y por consiguiente, nunca preguntes 
por quién doblan las campanas; 
doblan por ti".



7 nov 2010

Filosofía política y el Apóstol Pablo.

Todavía estoy (re)pensando si concluyo -tesis mediante- la "Maestría en Filosofía Política" que organizó en su momento la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina), que dirigía el politólogo Atilio Borón y cuyos docentes pertenecían a la UBA / CLACSO (Tomás Várnagy. Félix G. Schuster. Carlos M. Cárcova. Miguel Rossi. Pedro Brieger. Beatriz Rajiand. Julio C. Gambina. Homero R. Saltalamacchia. Ricardo Domínguez. Eduardo Gruner).

En este contexto, publico en mi blog -en 2 partes- un interesantísimo diálogo entablado en el programa "La Hora de Sofía", una producción radial de la UCA de El Salvador (Centro América). Allí se conversó sobre el discurso político del Apóstol San Pablo y su influencia en el pensamiento moderno.


17 oct 2010

Familias como "iglesias domésticas".

En mi biblioteca tengo tres libros de Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), incluidas sus cartas desde el cautiverio ilegal en un campo de concentración nazi. A veces, los (re)leo con fruición. En cierta oportunidad expresó que "una iglesia es una iglesia, cuando existe para aquellos que no pertenecen a ella...".
Es cierto. Eso es responsabilidad ética en los complejos y hostiles contextos que vive la sociedad. Es compasión por los andrajosos. Es ternura por los necesitados.
Entonces ¿por qué se concibe y gestiona lo eclesial exacerbadamente intramuros? Observo (en distintas congregaciones de diferentes denominaciones y ciudades) muchos discursos vacíos e incongruentes; y un excesivo énfasis en estructuras, programas, liturgias.
Paradójicamente, al contrario del teólogo luterano alemán, que vivió y murió por la coherencia de su relación espiritual con Dios, de su prédica, de sus escritos, del estilo de su servicio, de sus decisiones.
Hay interesantes textos de destacados pensadores cristianos (Padilla, Atiencia, Guerrero, Sanchez Cetina, Maldonado) que sostienen que es necesario desacralizar el templo como centro de nuestra fe y profundizar la importancia de concebir a las familias como "iglesias domésticas", como espacios que promueven el crecimiento integral de todos sus integrantes (sin distinción de edades, roles y género).
La suya, apreciado líder (pastoral o laico) ¿es una "iglesia doméstica"?

Vinieron por mí.


En mis clases (de "Ciencias Políticas", "Educación Cívica", "DDHH y Ciudadanía") me parece muy didáctico re-escribir el contenido del texto del teólogo luterano alemán Martin Niemöller, erróneamente atribuido durante mucho tiempo a Bertold Brech. Esto permite conceptualizar mejor lo que sucede con los "otros". 
Ejemplos: 
-"Vinieron por los portadores de HIV-Sida y yo no protesté, porque no lo era". 
-"Vinieron por las mujeres y yo no protesté, porque no lo era". 
-"Vinieron por los católicos y yo no protesté, porque no lo era". 
-"Vinieron por los pibes pobres y yo no protesté, porque no lo era". 
-Etcétera.  
En todos, y en cada uno de estos posibles escenarios sociopolíticos, de no respeto a las minorías, debemos ser sidosos (mujeres, católicos, pibes pobres...) en el sentido de universalizar el cuidado de nuestro prójimo, con empatía y ternura. Eso es la "projimidad".

31 ago 2010

Sin violencia.

A través de distintos roles (letrado, docente, comunicador social...) promuevo la deconstrucción de muros que nos distancian de los demás y, simultáneamente, la extensión de puentes que posibiliten un diálogo que conlleva esperanza y crecimiento integral de todos y todas.
En este marco, resulta obvia mi adhesión personal al "Decenio para superar la violencia" (2001-2010) propiciado por el CMI (Consejo Mundial de Iglesias), así como sucede con la ONG "Asuntos de Familia" que dirijo.
Que podamos convertirnos en hacedores de la paz. En todo sitio, momento y circunstancia.
En este mismo blog están publicados otros post relacionados con esta cuestión.

26 ago 2010

Funcionarios que se creen dueños.

La democracia supone que los ciudadanos somos libres, no tenemos dueño. Los funcionarios no son dueños del Estado, sino servidores públicos. Algunos de esos funcionarios tienen una legitimidad especial: son electos por el pueblo, pero no para ser “dueños”, sino para ser “administradores”, para trabajar al servicio de la sociedad.
¿Qué sucede cuando los funcionarios electos, o sus parientes, o los funcionarios por ellos designados se creen que son -y actúan como si fueran- los dueños de la vida, la libertad, la propiedad, los derechos de la población? Si las instituciones y la sociedad reaccionan y se ponen en marcha los límites constitucionales para evitar los abusos, la democracia y las libertades están protegidas . Pero si las instituciones no reaccionan eficientemente y la sociedad mira para otro lado y tolera por indiferencia o por miedo, en ese caso la democracia está en riesgo y con ella las libertades y derechos de todos.
La historia está llena de ejemplos en los que personajes autoritarios, desequilibrados, ambiciosos y atropelladores han avanzado porque la sociedad los dejó, pensando que “no era para tanto”, que “no se animarían a pasar los límites de la ley, o del sentido común”, que “alguien más -siempre otro- reaccionaría y pondría las cosas en su lugar”, “que mejor no hacer enojar al poderoso”, en fin, “que atacaron al vecino, pero no vendrían por mí”. Cuando eso pasó, sufrieron todos.
La seguridad jurídica no es sólo asunto de empresarios e inversores, sino una cuestión que nos afecta a todos . ¿Qué sucedería si el gobierno otorgara viviendas de los planes sociales y luego -pasados 44 años- el funcionario de turno se presentara (con o sin guantes de box) al grito de “El dueño soy yo”? La sociedad reaccionaría, habría piquetes y cortes de ruta.
Se hablaría del atropello.
¿Qué pasaría si una maestra entrara a la escuela (con o sin guantes de box) al grito de “la dueña soy yo” y empezara a revolver papeles, quitarles los cuadernos a los alumnos e incluso golpear a alguno? Los padres reaccionarían, las autoridades educativas suspenderían inmediatamente a la docente y declararían que “llegarían hasta las últimas consecuencias”.
Sería un escándalo.
¿Qué ocurriría si algún funcionario de segunda línea del Ministerio de Educación entrara en una universidad nacional (con matones o sin ellos) al grito de “El dueño es mi jefe” y empezara a echar profesores y nombrar a sus guardaespaldas como catedráticos? La comunidad reaccionaría y diría que el tipo está loco, los estudiantes cortarían las calles y las autoridades legítimas pedirían el auxilio de la policía para restablecer la razón.
Sería un escándalo .
Cada uno de los ciudadanos debería reflexionar: ¿cuál sería su reacción si mañana se presentara un funcionario público en su casa al grito de “El dueño soy yo” y empezara a revisar papeles, gritara a la abuela y empujara a los niños, revisara las habitaciones y las asignara a sus secuaces y luego se llevara la llave de otras? ¿Se quedaría usted callado y tranquilo? ¿Cómo reaccionaría si un funcionario al grito del “El dueño soy yo” entrara en el bar donde está tomando un café y le quitara el diario que está leyendo y le dijera que no debe leer ese diario? ¿Se quedaría usted callado y quieto? Es hora de que la sociedad se dé cuenta de que en la Argentina entraron ya en la casa del vecino.
Dra. Delia Ferreira Rubio (Abogada. Miembro del "Board de Transparency International") / Diario "Clarín" (2010).




22 ago 2010

Poder olvidar es tan importante como poder recordar.


El olvido es quizás el aspecto más prominente de la memoria. Podemos contar toda nuestra infancia y adolescencia (aun siendo estas etapas en las cuales vivimos aspectos críticos de nuestras vidas) en no más de unas horas. Aunque durante ese tiempo hayamos aprendido a hablar, a caminar, a experimentar el calor de nuestros padres, el amor, la tristeza y la amistad, lo olvidamos casi todo.
En el célebre cuento de Borges, “Funes el memorioso”, lo que se pone en cuestión no es tanto lo que el pobre Ireneo era capaz de recordar, sino, más bien, lo que era incapaz de olvidar. O mejor, su imposibilidad de transformar los vastos recuerdos en pensamiento (“ Pensar , dice el narrador, es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer” ).
Ireneo Funes no podía pasar por alto lo irrelevante, ni establecer asociaciones, ni construir ideas generales de las cosas. Para los seres humanos, poder olvidar es tan importante como poder recordar.
Si nuestro sistema nervioso no hubiese desarrollado mecanismos para evitar formar ciertas memorias irrelevantes y para intentar olvidar algunas otras, sería difícil no sucumbir en un estilo de vida como el de Funes.
Algunos olvidos son intencionales , establecidos por sistemas inhibitorios en el cerebro para suprimir memorias. En un estudio reciente de la Universidad de Stanford, se observó a través de neuroimágenes que cuando se pedía a los participantes que activamente suprimieran ciertas memorias, había una gran activación de la corteza prefrontal (la parte más anterior de nuestro cerebro) y una menor activación del hipocampo (una estructura que es central para la consolidación de nuevas memorias). Estos mecanismos inhibitorios comparten estructuras con los mecanismos involucrados en la inhibición de los movimientos : por ejemplo, si vemos que una maceta está por caerse del marco de la ventana, tendemos a intentar atraparla, pero podemos inhibir ese movimiento si nos damos cuenta de que la planta es un cactus.
“Otros olvidos son producidos por nuestro cerebro por cuenta propia sin que le pidamos nada; el cerebro se encarga de tornar inaccesible la evocación de ciertas memorias”, dice Iván Izquierdo, un gran investigador argentino.
Esto no ocurre con memorias asociadas a emociones intensas.
Todos recordamos qué estábamos haciendo cuando se sucedieron los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001 y, sin embargo, apenas podemos recordar la tarde de ayer.
Múltiples experimentos han demostrado que las memorias asociadas a una carga emocional intensa logran una mejor consolidación , puesto que dichas emociones disparan cascadas químicas y fisiológicas en nuestro organismo que favorecen la formación de nuevas memorias. Esto último ha permitido el desarrollo de originales líneas de investigación destinadas al tratamiento de pacientes con estrés postraumático.
En el cuento de Borges, Ireneo Funes le confiesa al narrador: “Mi memoria, señor, es como un vaciadero de basuras”. En el sabio provecho del recuerdo de ese pasado en el presente -eso que Funes el memorioso no pudo lograr- se encuentra una de las claves de nuestro futuro
Facundo Manes / Director del Instituto de Neurología Cognitiva (NECO) y del Instituto de Neuciencias de la Universidad Favaloro, en Argentina / "Clarín" (2010).

18 ago 2010

Dios mío, tu iglesia… Padre nuestro.



Dios mío, Padrenuestro que estás en los cielos, ¿cuántas cosas que has escuchado ya a través de estos siglos? En esta oración necesito poner, especialmente, en tus manos al cuerpo de ministros de la iglesia, junto con cada una de las personas que pone todo lo mejor de si para ayudar a la iglesia, que está a tu servicio, al servicio de los demás, junto a tantas personas que participan y celebran su fe. Santificado sea tu nombre.

¡Dios amoroso, te necesitamos tanto! Laicos y ministros nos enfrentamos unos con otros porque exigimos que la otra persona haga las cosas como cada uno cree que la otra persona las tiene que hacer, porque yo lo digo, porque yo mando, porque sí, porque es así, porque yo estoy para esto, porque así es como se hacen las cosas en la iglesia, o incluso decimos, porque así es como Dios hace las cosas, ¿por qué somos tan cobardes que te hacemos responsable de todo nuestro pecado y nuestra maldad? Venga a nosotros tu reino.

Dios de vida, somos intolerantes, irrespetuosos, autoritarios. Perdón, Dios de misericordia, porque cada persona cree que defiende tu voluntad, tu verdad, tu causa, y cada persona lucha por poner en práctica su forma entender tu palabra en nuestro mundo, cada persona cree que la iglesia con la que sueña es la iglesia con la que vos soñás, cada persona hace lo que quiere y lo mejor que le viene en gana. Perdón, por tanta falta de afecto y tanta necesidad de protagonismo. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.

Dios de paz, perdón porque nos refugiamos en la ley, en las actas, en los estatutos, en los reglamentos, porque no dialogamos, porque no podemos sentarnos a charlar juntos, porque no nos tenemos respeto, porque no podemos abrazarnos, porque tenemos miedo, porque no sabemos cuanto tiempo mas vamos a tener trabajo, ¿por qué vivimos tan lejos del evangelio de tu hijo Jesucristo? El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.

Dios fiel y sincero, manifiesta tu Espíritu Santo entre nosotros con la fuerza de un huracán para que nos levante del piso firme de nuestras seguridades personales, nuestros egoísmos, nuestras hipocrecías, nos muestre lo que somos y cómo somos, para que cada una de nuestras debilidades y pecados sea motivo de enriquecimiento como cuerpo al trabajar sobre ellas, al ponerlas sobre la mesa, al exponernos a la mirada de la otra persona, al reconocer lo que nos pasa y decir lo que sentimos, al dejarnos supervisar y revisar en marco del amor y el respeto de lo unos por los otros, al pedir perdón y dejarnos perdonar a la luz de tu mensaje de vida eterna. Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Dios paciente, ayudanos a escucharnos, a dejarnos hablar, a pedirnos perdón, a decirnos las cosas, a administrar la palabra, los sacramentos, y especialmente el perdón, entre nosotros. Jesús hermano, tus lágrimas, tu dolor, tu pasión, tu convicción y tu muerte nos dan fuerzas pero también nos fortalecen a cada uno y cada una en sus propias lágrimas, en nuestros dolores, en nuestras pasiones, en nuestras convicciones, en nuestras enfermedades, en la muerte. No nos dejes caer en tentación.

Señor viviente, tu cruz nos da esperanza pero también nos divide, a unos los afianza en su resignación y en su encierro, a otros los involucra de lleno en las pasiones cotidianas de la vida de la gente convencidos de ser pequeños Cristos caminando entre las rutinas de la gente, ¿pero cuántas veces cada uno justifica su propio dolor, sus propias razones, su propia frustración y tristeza consolándose con tus sufrimientos y tu soledad? Dios justo, solamente vos tenés la última palabra y nosotros tenemos el amor, incluso por encima de la fe y la esperanza, como única vara para medir todas las cosas. Más líbranos del mal.

Dios querido, perdón porque estamos divididos por nuestras formas de entender tu Palabra, porque entendemos de forma distinta la función de la iglesia, pensamos de forma diferente sobre cómo llevar adelante nuestros ministerios, porque somos portadores de los malestares, prejuicios y conflictos de nuestras comunidades y de las instancias de decisión en las que participamos en la institución. No es el hecho de que pensemos, creamos y vivamos de manera diferente lo que me preocupa, es el hecho de que no sepamos aceptarnos por ser distintos lo que me angustia. Dios creador, permite que podamos ayudar a nuestras comunidades a conversar sin comprar los discursos incondicionalmente, a revisar cada historia, y especialmente, ayudanos a no hacernos cargo de forma personal e individual, en soledad, de procesos que necesita elaborar nuestra sociedad, en los que necesitamos participar como comunidad, como parte del pueblo para cambiar n uestro mundo, aunque la historia permanezca eternamente en tus manos, porque así vamos a crecer como cristianos, como iglesia, en el testimonio, en la vida de fe, en la comunión. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Jorge Weishein
Red de liturgia del CLAI
2009